La obesidad o el exceso de peso es un problema de salud que afecta a gran parte de la población mundial occidental. De hecho las estadísticas dan números que cada vez asustan más. Por ejemplo, en EEUU la obesidad es el número uno de los problemas nutricionales, llegando a afectar a 70 millones de personas. En España se habla de que alrededor de un 40% de la población es obesa. Esta prevalencia es mayor cuanto más avanza la edad y cuanto más baja es la clase social, pero lo que está aumentando preocupantemente es la obesidad infantil.
El problema del sobrepeso no solo trae consecuencias negativas a nivel psicológico y social, sino importantes consecuencias para la salud. La OMS contempla la elección de una dieta correcta y equilibrada como un factor relevante en la preservación de la salud y en la prevención de enfermedades tales como hipertensión, diabetes, artritis, venas varicosas , trastornos cardiovasculares en general, etc.
A nivel psicológico, tanto el niño como el adulto obesos pueden sentirse marginados en un mundo donde la moda es estar delgados (más bien muy delgados), lo que frecuentemente da lugar a problemas de depresión, ansiedad, baja autoestima, marginación, rechazo por su propio cuerpo, etc., derivando en muchos casos en conductas alimentarias muy extremas, anorexia, bulimia, o comer de una forma compulsiva, convirtiéndose en problemas psicológicos, que como ya todos sabemos son muy graves.
Causas que provocan la obesidad.
Factores Genéticos.
Se sabe que un niño tiene un 40% de probabilidades de ser obeso si alguno de sus padres lo es, ascendiendo esta cifra a un 80% si los dos padres son obesos. Pero este fenómeno puede ser debido igualmente a factores genéticos como ambientales, de aprendizaje de conductas y estilos de comer.
Factores Biológicos
Según la teoría del “punto fijo” de regulación del peso, el organismo dispone de un punto o nivel biológico ideal que actúa como regulador para mantener siempre un balance de peso. Este punto ideal viene determinado por factores de tipo genético, prenatal, experiencias alimenticias tempranas y desarrollo hipotalámico. En personas obesas este “punto fijo” marca valores de peso más alto. Esto es importante tenerlo en cuenta a la hora de marcarse metas en los tratamientos para adelgazar, lo más realista es buscar alcanzar el peso biológico ideal y no el peso considerado ideal socialmente.
Según la teoría de las células adiposas, las personas obesas tienen, o bien mayor número de células adiposas, es decir, células grasas, o células de mayor tamaño, provocando que el porcentaje de grasa en el cuerpo sea mayor en la gente obesa que en resto de la población.
Malos Hábitos Alimenticios
-Tener una dieta pobre en verduras, frutas y hortalizas, y un exceso de alimentos del grupo de los hidratos de carbono y grasas.
-Ingerir un número de calorías mayor a nuestro gasto calórico diario.
-Comer demasiado rápido.
-No respetar los horarios de comidas.
-Comer en cualquier lugar (cocina, viendo la TV, en bares, por la calle, etc.)
-Comer no por tener sensación fisiológica de hambre, sino porque el alimento es apetecible, accesible, o porque otras personas me invitan.
-Comer para calmar mi ansiedad, por aburrimiento, o como una forma de autocastigo.
-Comprar alimentos que realmente no queremos comer (todo lo que cae en el carro de la compra, acabará cayendo en nuestro estómago)
-No tener un mínimo de actividad física diaria.
Luchar contra los factores genéticos y biológicos es más complicado, pero trabajar con nuestros malos hábitos alimenticios está al alcance de todos. Todo sería más fácil si desde niño se nos hubieran inculcado, teniendo en cuenta que la mejor forma de transmitírselo a los niños es estableciendo estos hábitos en los hogares.