El número de separaciones y divorcios está aumentando de manera espectacular desde hace años. Por lo tanto, debido a la gran cantidad de personas que pasan por este trámite y sobre todo pensando en los niños que se ven afectados por esta situación, creo muy necesario el que existan unas pautas y una orientación que los implicados pudieran seguir para conseguir minimizar al máximo las dolorosas consecuencias de este proceso.
En primer lugar hay que decir que es justo reconocer que tanto adultos como niños tienen derecho a cambiar una situación que no les hace feliz, que en muchas ocasiones es una situación de violencia, abuso o desesperación y buscar una nueva oportunidad en sus vidas.
Efectos inmediatos de la separación en los miembros de la pareja:
La decisión de casarse o vivir en pareja se toma conjuntamente, pero la de separarse no suele tomarse de la misma manera. A menudo uno de los cónyuges desea romper la relación cuando el otro pretende continuar unidos.
Las estadísticas dicen que las mujeres deciden terminar con la pareja en las tres cuartas partes de los casos. Una de las causas más frecuentes que esgrimen los cónyuges para separarse es la acumulación de años de insatisfacción matrimonial, aunque en muchas ocasiones esto no ha sido así para ambos; incluso ocurre con frecuencia que uno de ellos sufre un desengaño cuando descubre esta situación, que ni siquiera imaginaba.
El mayor problema surge cuando la persona abandonada está profundamente enamorada de la persona que se va a separar. Aquí la sensación de traición y rabia puede ser muy intensa e incluso durar mucho tiempo.
Cuando las expectativas puestas en la relación han sido muy altas, se han involucrado en cuerpo y alma en el proyecto matrimonial, es fácil que la depresión aparezca, porque vivirán la separación como un brutal agravio a lo más íntimo de su ser. La autoestima se siente herida, y en un 30% de los casos esta situación deriva en una depresión.
Por lo tanto las reacciones más comunes son de cólera y odio, negar la realidad o entrar en fases depresivas. Claro está, estas consecuencias son las que suelen aparecer en la persona que no quiere separarse, porque para la persona que toma la decisión, la separación y el divorcio son altamente beneficiosos, suele vivirlo como una situación de alivio, se le abre un nuevo horizonte; es una liberación.
Buenas ideas de partida a la hora de comenzar nuestra vida en pareja:
Planteamientos adecuados que nos ayudarían a no vivir el divorcio como un drama, serían:
-Las relaciones de pareja empiezan con la intención de que duren siempre, pero aunque esto sería lo que nos gustaría, no siempre es así. Ambos deben asumir este riesgo.
-Aunque no nos guste, los sentimientos evolucionan, y a veces evolucionan en sentido negativo.
-Hay que cuidar la relación para que funcione, pero si con el tiempo se deteriora nunca es prioritario mantenerla a toda costa si las personas que la conforman no son felices.
-Todos tenemos derecho a romper con una situación si nos hace daño, por lo tanto este derecho tenemos que ejercerlo y respetarlo en los demás, nos guste o no.
¿Qué no hacer?
-Empeñarse en buscar al único culpable.
-Implicar a familiares y amigos para que se alíen con uno u otro.
-Sacar a la luz los trapos sucios de la convivencia o de la pareja.
-Faltar al respeto con violencia física o verbal.
-Utilizar a los hijos para hacer daño al otro.
Si nos damos cuenta de que la situación nos está desbordando es necesario buscar ayuda urgente, un psicólogo o un mediador familiar pueden ser cruciales en estos casos.
¿Cómo contárselo a los hijos?
-La noticia tienen que darla los dos progenitores juntos, no por separado.
-Estar tranquilos, sin dramatizar, ni manifestarse emocionalmente muy afectados.
-Transmitirles lo que ocurre (sin entrar en detalles), simplemente decirles algo como: «tus papás ya no son felices viviendo juntos y por ello hemos decidido separarnos».
-Dejarles muy claro que lo que ha cambiado es el sentimiento entre los padres, pero nunca lo que ambos sienten hacia el hijo. A él le siguen queriendo como siempre.
-No es culpa de nadie. Por supuesto ellos no tienen nada que ver en la separación; la separación es únicamente responsabilidad de los padres.
-Explicarle detalladamente los cambios que se van a dar, dónde va a vivir, con quién, cuando verá a la otra parte, etc.
-Incluso centrarse en las posibles ventajas de la nueva situación (dos casas, distintas actividades con cada uno de los padres, nuevos amigos, podrá intimar más con cada uno de los padres…).
-Ayudarle a que vea la separación como algo que ocurre frecuentemente en esta sociedad y que él no será un bicho raro por ello (cada día se separa más gente de la que cabe en un campo de fútbol).
-Es mejor vivir con un padre o una madre feliz que con dos padres desgraciados.
-Trasmitirle que él puede ser una gran ayuda para sus padres en este momento.
-Expresarle que es normal que los primeros meses sean difíciles y que le cueste adaptarse a la nueva situación.